Hay una constelación en tu piel
que me hace confundir
el norte y el sur.
En este cruce de caminos
en el que me hallo,
desde su centro,
se pierde mi eje.
Debato entre dos errores,
aunque sé que la realidad
me llevará a su criterio
una vez entre en su vereda.
Me pregunto de dónde parte
la sed insaciable de este manantial seco
que no llega a la calma
de un estanque.
Se hacen nidos entre las ramas
de mi esqueleto
y en las alturas va vaciándose
su copa.
Embriagada del hastío de este
largo invierno,
pierde firmeza el espíritu,
se tambalea.
Sale el sol de una nueva mañana,
perfilada de blancas nubes etéreas
en abierto azul de un salado océano.
Hay días con sus minutos
que son horas
y horas fugaces como un relámpago
en un cielo de tormenta.
Pesa hasta el aire en el alma
que quiere ir ligera de ropa
pero se empeña este frío
en helarme hasta las venas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario