El día se mueve por espasmos
de dolor y alegría,
una esperanza insufrible,
una decepción llevadera.
Sus secuencias suceden
por el encanto de un capricho
y el cuerpo, objeto
de su trastorno,
va y viene entre actos
en un escenario indefinido.
Vuelos de un sentir inocente
ajeno al absurdo,
al viento feroz que esconde
la suave brisa.
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