Amada amiga la paciencia,
desatas los lazos
de la espera agónica.
¡Bien sabes tú quién manda!
El reloj impone las horas
a la distancia breve
que llega a ser
inmenso páramo.
Vuelca los granos de arena
a la urna opuesta
cuando leva el ancla invisible
que la sostiene.
Odiosa impaciencia, enemiga
del alma,
agitas su calmado océano.
Inflamada soberbia
que pisa un pie de gigante.
En el infinito no hay huellas,
desierto borrado de ayeres.
El hoy se escribe con lentos
pasos,
freno que no alcanza futuro.
¡Calma, anhelo!
Que quién abriga
tu frágil sustancia
es el deseo del cosmos.
Amada amiga la paciencia
Una vez tuve un sueño
Una vez tuve un sueño,
empezó a caminar y se cayó,
espera hoy en una silla.
Otra vez tuve un sueño,
sucedió lo mismo,
lo guardo en un cajón.
Nació en mí una ilusión sana
con ojos vivos
y tierna piel.
Tomó su primer aliento
roto en un estallido de llanto.
Duerme plácido en una
cuna de cristal,
bella durmiente que espera
su beso de amor.
Renuncia al prójimo como a ti mismo
Renuncia al prójimo como a ti mismo,
vacía de sentido este mundo,
quita todo valor a las vanas cosas,
aniquila el vínculo.
Mira la desnudez de nuestra esencia,
destruye el ego,
alimenta el afecto hacia todo
sin discriminar bueno de malo.
Entrégate al impulso cósmico,
vive conforme a lo que tienes,
a lo que pierdes,
no hay más ganancia
que la calma del espíritu,
ni mayor saber que hacer desprecio
de dones prestados,
de fútiles posesiones.
Ofrécete a su voluntad sumisa.
Haz aborrecimiento
de toda gloria terrenal,
de anhelos y estimación
propia ni ajena.
Guarda el alma los peores instintos
y la razón un equivocado orgullo.
Es una presunción vanidosa
creer tener el control
de tus pasos,
soñar con vislumbrar
la acertada figura
sin fisuras y clara línea.
No vistas tu sustancia
de una fortaleza ficticia,
la vanidad nos dibuja perfectos
dueños de un edificio
levantado a puño y letra,
cuando solo somos
pisadas sobre huellas
frágil semilla volátil,
tendente a mezclarse
con polvo y légamo.
Mira el verdadero rostro
de los pensamientos,
estructuras fabricadas
con piezas imperfectas.
Ve hacia la nada,
contagiado,
penetrado,
por su blanca luz.
No te busques, no vayas
a tu encuentro,
tu ser ya existía.