Levantar los brazos y alcanzar el sol sin quemarse

 Levantar los brazos y alcanzar el sol sin quemarse,
así se inicia el nuevo día.
Rocío fresco y trasparente lo baña
y habla de amores sin entenderlo.
El recién olvidado, el que respira y el siempre soñado,
no es sabio ni poeta simple aprendiz de melodías.
Como hablar de lo que apenas es recuerdo,
añora, tal vez, acordes rítmicos,
baladas inocentes y tragedias inventadas.
De vez en cuando la venus oculta su desnudez
entre bambalinas de seda y deja intuir
un olor a primavera, a lluvia recién caída.
Por el aire surca el deseo
embriagado por sus encantos,
pero el tiempo a aquel fuego vuelve brasa .
Los años vendrán a trastocar todos los órdenes,
cubrirá las cumbres con atardeceres dorados,
mirará desde la ventana la vida
y se recreará del paisaje, ausente.

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