Qué puedo hacer si mis ojos
no distinguen el mismo brillo
en los colores,
si mis oídos no escuchan los sonidos
con la sutiliza de antes.
Cómo evitar ver este nuevo mundo
con sentidos contrarios.
Quizás los argumentos elaborados
al paso de lo cotidianos días
y sus múltiples aprendizajes
equilibren y pongan en su sitio
estos desajustes,
las disonancias que se encuentran
entre los límites,
los reflejos aletargados,
la sima en las creencias,
la piel que se eriza ante el frío
y su tibieza en el deseo.
Desciende su ímpetu
con la gravedad río abajo,
agarrado cada vez más
a la tierra que lo acoge
con sus brazos abiertos,
ansiosa de nuestros despojos
para hacer fértil la existencia.
Qué puedo hacer si mis ojos
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