Deflagración


Eso que ves brillar
en el ocaso
sobre un cielo
que fugaz pierde
la claridad conquistada
por una tropa de sombras,
ese punto que reluce
en lo alto del crepúsculo
con destello de diamante
es una inmensa bola
de fuego,
guardián que gravita
la tierra,
tenaz vigía en el océano
turbio
de nuestros delirios.
Un planeta febril
donde se cuecen
agitadas partículas
en un fluir continúo
de muerte y renacer.
Y, sin embargo,
esa refulgente llama
es musa de poetas,
alcahueta de amantes,
vislumbre y barrunto,
de ideas inspiradora,
brújula en la noche
cuando nos hallamos
perdidos.
Entre las oscuras tinieblas
de los fantasmas
de nuestros temores,
es barcaza que transporta
el material de los sueños.