Se dirigen los pasos al arrullo de su eco

 Se dirigen los pasos al arrullo de su eco.
Rumor de fuente y aroma de azahar,
revoloteo de palomas que bajan a beber 
desde los tejados y se ocultan
entre las ramas de los naranjos.
La luminosa primavera
enciende una tierna llama
en los corazones
y brota por los poros
el brillo de la alegría.
Después del ruido de voces
y el deambular de gente,
la plaza queda sosegada
y deja brotar su canto en el silencio
acompañada de trinos de aves.
Su melena transparente
se mece con la brisa
y sobre el brocal de piedra
saltan como críos en un charco 
los cristales de sus gotas. 
En su pila flotan como barquitos
las hojas caídas,
a la deriva llevada   
por las olas de sus ondas.

¡Calle el mundo y escuche
de sus labios jugosos
las palabras sabias!
Fuente de agua clara,
canción de cuna que duerma
la niña inquieta de las horas
y despierte un tiempo eterno.

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