Dadme un rincón donde abunden
verde y agua transparente,
se alcen al cielo las ramas
de frondosos árboles,
florezca su prado en primavera
y me acompañen las horas
los trinos y vuelos de aves.
Al llegar el otoño se cubra su bosque
con un traje de hojas rojas y anaranjadas
y pise su alfombra crujiente
en mis paseos cotidianos.
En su amplio paisaje
la naturaleza siembre elogios.
Allí levantaré mi refugio,
una cabaña de madera y piedra
al abrigo de vientos y lluvias
de un frío invierno.
Bajo un benévolo sol,
jugaré a ratos con las palabras
como hacen los niños con las nubes,
inventando un mundo
de formas y sueños.
Dadme un rincón donde abunden
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