Qué cándido cielo ha venido
tras las lluvias
a vestir este horizonte,
inocente preludio de lecho carnal.
Ya promete lujuria su graciosa figura,
el andar contoneante y la mirada llena de luz
de esta primavera.
Sin remedio, caerá seducida
en los brazos del ardiente estío,
entregará su virginal verdor
para arder paja entre sus llamas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario