Cómo pudo saber del amor
si de su verbo
hizo palabra polisémica.
Dado por recompensa,
quitado por castigo,
medido en una escala de valor,
producto de intercambio,
modelo confrontado,
dolor y miedo.
Cuánta ausencia y soledad
en su pequeño mundo.
Sus torpes pasos sobre vacío,
dubitativo, inseguro,
desoído reclamo,
inmerecido y condicional afecto.
Qué fácil errar en el camino,
tropezar con los árboles,
y, abrazado a sus troncos,
recibir la áspera corteza.
Cuando en el cielo oscuro
se apartan las nubes
y un brillante sol se muestra,
se le exige todo el calor
para aliviar tanto frío.
Ni una brecha en su estructura
podría soportar su terror al abismo.
Y confunde brazos con piernas,
huesos con vísceras,
a la voz murmurada
le pide el rotundo acento.
No cabe ningún interrogante,
cualquier fallo ortográfico,
por mínimo que fuese,
sería errata imperdonable,
el agravio a la promesa ,
el dedo en la llaga.
Te amo, le dijo,
y le sonó a eco repetido,
imperfecto trazo de un corazón
sobre su cristal turbio.
Cómo pudo saber del amor
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