Llegaré a mil tal vez.
Llegaré a tu cuerpo bañado,
a tu voz angelical,
tu boca húmeda,
el rostro alegre del día,
el semblante calmado de la noche,
tu voz cantarina, risueña,
sensual y amorosa,
en el silencio.
Tu rumor es verdad murmurada.
Bajan de los tejados
las palomas
a beber de tu fresca agua.
Soñadora amante,
compañera del templo
en la perpendicular distancia.
Tu sencillez, tu figura sin arrogancia,
sin alardes de grandeza.
Cuánta belleza en el nácar de tus gotas,
en tu piedra labrada
que los siglos y las manos
desgastan y hacen grietas.
Llegaré a mil tal vez
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