Estos muros,
reliquias de aquella muralla,
tienen un caño que vierte a una alberca
agua transparente
que se hace lodo en su fondo.
Nadan en monotonía unas carpas
naranjas y grises,
desasosiego de días sin río.
Hay unos cipreses
a cada lado del arco de entrada,
abrazan el muro sus ramillas verdeoscuras
y buscan nido por las dentelladas
que el viento y la lluvia
hollaron en la piedra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario