Mi gato saborea a distancia su presa,
esa paloma que se posa sobre el tejado.
¡Qué lejos está de alcanzar su deseo!
Cómo agita sus dientes por la promesa
y qué ajena la paloma a ese peligro.
De haberlo visto, también engañada,
alzaría el vuelo, huiría veloz
para no caer en sus garras de un zarpazo.
Premio y castigo imposibles,
pues ni alegría fue de una,
ni miedo para la otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario