Como enamorados de un amor
platónico, soñado,
de caricias y besos.
Como locos suicidas
de un amor imposible
que buscan en el infierno
arder de pasión entre sus llamas.
Como horas desesperadas
por avanzar sin agujas
olvidadas por los días.
Como guardar lo más íntimo
tras una puerta sin muesca
donde encajar el pestillo.
Como un sueño que se pinta
con sombras
por la torpeza de su soñador.
Como el dolor que,
por quitarse el luto,
se siente ya libre.
Así va el corazón siempre,
perdido.
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