Hay un hilo de araña desde la columna
hasta el pretil de la ventana.
El viento lo agita sin desprenderlo.
Parece temblar de frío,
brilla bajo el sol de la tarde
y se mece sin soltarse de las manos
que lo sujetan.
¿Dónde habrá hecho guarida su dueña y señora
que teje sobre el aire con hilos de plata?
No sé qué tejido es más resistente
si este fino hilo o esta columna de piedra.
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