Cuando vuelvo a la casa donde

 Cuando vuelvo a la casa donde
crecieron mis hijos y envejecimos,
veo el jardín descuidado
y las viejas fotografías.
Cuando regreso a ese lugar donde
mis huesos se hicieron roble y después
espiga frágil de trigo,
donde se esconden los rancios recuerdos
y la tristeza tras la sonrisa forzada
de una niña–¿habrá algo más triste?–,
entre grietas de aquellos edificios
de la infancia y la juventud,
vuelvo al lugar donde se hacen
polvo los huesos de nuestros muertos.

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