Es difícil retener la virtud
de la paciencia
frente a la tozudez de los días.
Olvidar el polvo y apreciar
la hierba que crece
entre los muros.
Despertar y seguir el juego
del sueño de estar vivo.
Es fácil poner palabras
a la piedra y a la sombra,
a la nube y a los lirios
y enmudecer
ante el silencio y el olvido.
Dejemos que la luz siga su curso,
el cielo tiene sus razones
para cubrirse en densa oscuridad
o abrirse a un sol resplandeciente.
No seas la veleta dócil
de este campanario
que un día señala al sur
y otro al norte,
sino sed su torre imperturbable.
Es difícil retener la virtud
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