Quién reconoce ya el brote

 Quién reconoce ya el brote
de un fruto aún no maduro.
Adónde quedaron el bermellón
de su piel suave,
el jugo rebosante entre los labios,
la mosca que dejaba su larva
en sus semillas
y un gusano trazaba
un laberinto por sus tiernas carnes.
Quién reconoce al olvido,
a no ser que al avivar las brasas
de una memoria tibia,
deje en sus rescoldos las pétreas instantáneas
de un rostro teñido de ceniza
de ojos profundo como el carbón.
Quién reconoce este polvo
salvado del lodo
cuánta ternura de ese alguien
que a veces parece estar
y tan pronto huye,
sutil sombra que te acompaña
fiel amiga o monstruo tenebroso.

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