Vendí mi ser a la pereza
y esta me retiene
entre los espacios que habito.
Busco desde la ventana
los sonidos,
el mundo con sus ingenios.
Me entretengo entre nubes
y alcanzo colinas suaves,
valles profundos.
Me baño en ríos transparentes
de escasas aguas,
y debo agacharme para mojarme.
Sueño aún con la bucólica
imagen de rodar por una ladera
llena de verde hierba y flores silvestres.
Así de simple,
el cuento dejó huella.
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