Aquel edificio se construyó
con materiales nobles.
Ahora son viejos cimientos de un pasado,
un cadáver que se descompone
y se transforma en reliquia venerada,
momificado pedazo de carne.
El recuerdo es el esqueleto
de la experiencia,
aguanta sólido y firme.
El viento va mordiendo pertinaz
su pétrea osamenta,
por sus agujeros hacen nidos
insectos y pájaros.
Adornada su fachada con molduras,
zócalos y cornisas,
renovada la pintura con los años.
El agua se filtra por sus entresijos,
minando la apretada estructura,
se adhieren polvo y grava,
y está devorado de humedades.
El tiempo lo desvanece
como terrón de arena entre los dedos.
Todo estaba perfecto en el plano,
mas, incluso mientras se hacía
ya era olvido,
cola de traje nupcial que arrastra
la suciedad del suelo
por el camino de los días
hacia el altar del sacrificio.
La vida fue entonces, ahora,
es muerto que se pudre.
Aquel edificio se construyó
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