No, no se calma la sed
con la brisa del viento.
Caerá la lluvia
y solo se humedecerán tus labios.
No, no dejará la memoria
el aliento de un beso
ni la huella en la piel
de una caricia.
Adónde fueron las nanas,
las risas inocentes,
las bocas hambrientas
y la cuna del alma
que guardaban los sueños.
Es un nido vacío
entre ramas de un árbol
ya viejo.
No, no se calma la sed
con el rocío del alba.
Pronto lo secará un sol
de invierno.
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