En mi voz no pongo exigencias,
de poco me vale,
ni reclamo derecho que no tengo.
De antemano espero lo que deba venir,
aunque el miedo con lo inevitable luche.
No hay aceptación sin valentía,
ni huida digna de cobardes,
tampoco sumisa obediencia.
Es diálogo desigual.
Mi boca lanza un hilo de voz
y los labios de un infinito lo recogen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario