Estos mirlos rondan los tejados
de una vieja iglesia.
Han hecho su hogar en el hueco
de una teja y allí pasan sus días
con sus rutinas cotidianas.
Revolotean al romper el silencio
las campanas, sorprendidos
por sus fuerte repicar.
Comparten patio con las palomas
y dan pequeños paseos
para aprovisionarse o esparcirse
un rato por los alrededores.
Estos mirlos han decidido
cambiar de paisaje, dejarán
su modesta casa vacía
y vendrán nuevos habitantes
a ocuparla con sus olores y sus huellas
borrando poco a poco las de ellos
hasta desaparecer del todo,
como si sus cuerpos nunca hubieran existido.
¿Qué silbidos adornaran el aire?
¿Les tendrán tanto amor a estos muros?
¿Se pasarán horas mirando este cielo
como hacen estos mirlos cada tarde
dejando en su recreo pasar el sol
hacia el ocaso?
¿Qué ojos mirarán desde las ventanas
y soñarán como aquellos ojos
entre la sinfonía de vuelos y trinos
de otros recién llegados pájaros?
Estos mirlos rondan los tejados
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario