Vísteme los pies

 Vísteme los pies
con esos calcetines,
abriga sus torcidos dedos
los tendones contraídos
por un arduo caminar.

Vísteme la piel,
no cojan frío
esos huesos agujereados
que los blandos músculos
a duras pena sostienen.

Vísteme el alma con miel
y esparcido aromas florales,
mane la fuente almíbar.

Vísteme esta desnudez fiel
amante de su soledad,
cubra el lecho con margaritas
amarillas,
la sombra de sus perfiles
con rayos de luz.

Vísteme con hiel
de amargo ajenjo,
que la boca escupa
el odio hacia los abismos,
florezcan las mieses
y alimenten a la muchedumbre
sus semillas de amor.

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