Mira este calmado mar,
qué dulce mecen sus olas,
¿acaso crees que permanecerá
así todos los días?
¿No sabes que tiene este basto manantial
sus caprichosas mareas,
se contagia de los barruntos del cielo,
igual que imita su color y formas
y desencadenan sus entrañas
grandes tempestades y naufragios?
¿No ves que abajo sus nubes
son de espuma
y sobre ella vuelan gaviotas,
hunden sus cabezas en su vientre
preñado de peces
como gotas en la tormenta?
Mira esta planicie
donde los rayos de un radiante sol
se recrean en su espejo,
acaricia los oídos su rumor
besa el rostro una brisa cálida,
y deja en la piel el roce de su tierna orilla.
¡Déjate bañar por esa ola atrevida,
sueña sobre su arena dorada!
¿Acaso crees que eso durará para siempre?
No seas ingenua, no son tus ojos
de niña los que miran abiertos
de par en par como amplias ventanas,
prendidos de luz sus iris de negro azabache
un paisaje perpetuo,
eran papel de calendarios pasados
y fueron corroídos por lepismas.
Andas confundida por un reflejo,
este ahora con un siempre.
Con cada parpadeo el horizonte cambia,
¡y pretendes que este instante sea eterno!
Mira este calmado mar
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