Gracias

 Mis palabras no son las tuyas,
me diste un vocabulario abierto,
el pentagrama de tus ocultas notas.
Desde mi cárcel mi mirada
se encontraba con un muro,
el corto horizonte de un pasadizo estrecho.
A mi ruego respondiste
y en mis manos pusiste este regalo sencillo,
del silencio y la soledad sonora.
Adoro de este paisaje sus oblicuos contornos
los tejados que se unen a un cielo
que cambia a cada instante sus perfiles.
Imito a las aves con sus alas extendidas
cuando bailo al son de las horas monótonas
y me acompaña el zumbido
de las pequeñas moscas
que a mi alrededor danzan.
No entiendo y me entiendes
y hago por comprender tus incógnitas.
Lejos de estos sonidos,
dibujas tu voz entre los bordes
con esta luz que derramas
y entre sus sombras busco
el sentido de las cosas.

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