Oh de aquellos


Oh de aquellos que en pocos años
alcanzan el cenit de sus logros,
gozan del privilegio de estar
en la línea ascendente,
se pasean por un iluminado horizonte
y al final de sus días
dibujan con profundos colores
un esplendoroso ocaso.

Oh de aquellos que, caídos del cielo
nunca tropezaron ni en sus inicios,
consiguieron cosechas tempranas,
en barbecho no dejaron sus campos
porque sus fértiles semillas
fueron regadas con delicado esmero
y conducidos por manos expertas.

Oh de aquellos bienaventurados
que fueron recogiendo por el camino
los frutos de sus talentos
sin descuidar los goces de la vida.

Ay de estos que perdieron sus artes
ocupados en otros menesteres,
pues el tiempo y las circunstancias
los llevaron por derroteros distintos,
quedando sus preciados tesoros
inútiles como cantos rodados.

Ay de estos que, germinada la gracia
nadie destapó su velo,
y la vida de encierro atrofió sus alas.

Ay de estos, fieles al destino, que
al llevarlos a su encuentro,
les entrega este hermoso presente
en reparto tardío y cerrado con llave.
Lo que pudo ser un don fructífero,
se ancló en las aguas que lo ahogaban,
Cuando con los años salió a la luz,
llegó para ser testigo de un fracaso.

Ay de estos malaventurados,
necesitarán otra vida
para construir lo que llevaban dentro.
Guardaban en su mina bellos minerales,
pocos pudieron brillar a la luz,
recién descubiertos cayeron sobre ellos
las sombras,
La tierra que los ocultó los cubrirá
de olvido mañana.

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