Soy superviviente del combate contra el tiempo,
no cuerpo virginal que en plena primavera
sucumbiera a la tierra y dejara sus pétalos
de suave terciopelo convertidos en sudario.
La palidez de la muerte no pudo cegar
la luz de su semblante que en la memoria brilla.
Soy superviviente al que tan largo recorrido
encalleció sus pies y manos,
cuarteó el frío invierno su cetrino rostro.
Poco queda ya de aquella pureza
con la que comenzó el camino,
vieja carne que el otoño macera
con las heladas de la noche
y la madrugada convierte en rocío.
No tendrá que roer la muerte
tiernos huesos, esqueleto puro.
Fácil será su mordisco
en este dolorido cuerpo.
Muerte que al joven cadáver rinde honores
desprecia y olvida al que tuvo la desfachatez
de sobrevivir y llegar a viejo.
Soy superviviente del combate contra el tiempo
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