La vida es siempre
ese país 
al que deseas viajar
y nunca llegas.
No daré ninguna queja.
Guardaré para mí 
este dolor,
de nada sirve
soltar al viento.
Estos pétalos marchitos
los ocultaré 
entre las páginas amarillentas 
de un libro.
Serán reflejo del lamento
de un corazón derrotado,
residuos de un vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario