¿Qué hacer? ¿Rendirse,
acabar con todo antes de tiempo,
descansar de este demonio
que devora la alegría y el ánimo,
sucumbir a su degüello?
Cómo decirte que te entiendo,
cómo hacerte comprender
que esos caminos los reconozco,
los recorro día y noche.
Cómo decirte que hay que sacar del armario
ese traje alegre del autoengaño,
cubrirte con la capa del consuelo,
pensar que frío tenemos todos.
Busca el abrigo para tus miedos.
Soy tu hermano que contigo comparte
la inquietud que la vida deposita en nuestras manos,
sin plano ni señales que nos guíen,
perdidos en una encrucijada,
Así, hermano, para acabar te diré
que cuanto antes mires a los ojos de tu enemigo,
más pronto sabrás cómo defenderte de él.
Agradece el pan que llevas en la alforja,
aunque rancio, te quita el hambre.
¿Qué hacer?
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