Ha rozado el aire
los espacios
y las mañanas traen
el sabor de una brisa salada.
Se aparean los gorriones
entre las ramas de un árbol
en una explosión de algarabía.
Dos palomas en el tejado
arrullan de gozo
entregadas a tiernas caricias.
Levantan el vuelo
una tras la otra,
buscan la intimidad
que mi mirada les priva.
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