Cuando se roza el entender deseado

 Cuando se roza el entender deseado
y se deshacen las cuerdas
de engaños y sus lazos de apegos,
el instante nacido es ya caduco,
insinuado hallazgo que quedó vacía ilusión,
movimiento de un algo
que pareció ser y no fue.
Cuando la balanza se inclina
al peso de la existencia,
coge la carga de los días y sus vanos sueños
por donde transita cómodo el pensar
sobre un paisaje de certezas,
reflejos sobre un espejo que fácil se rompe.
Hay una sutil sensación que nos hace
perder el equilibrio.
Entre los trozos quebrados de ese cristal
asoma por una grieta abierta,
se evidencia el error que nos conduce.
Qué hermosa,
qué frágil,
qué liviana y escurridiza
es esa intuición,
destello lúcido sin mácula de duda,
y sin embargo, inaprensible.
Enseguida la realidad
nos hace creer pura fantasía.
Se va tal cual aparece,
huye ante nuestra presencia.
De regreso al escenario
despertamos de ese sueño
para volver a representar nuestro guion.

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