Luz silenciosa, sombra transparente,
en esta tarde
que con templanza se deleita
besando los muros, lamiendo las aceras.
Con la mirada huidiza advierte ya
cómo vienen las sombras,
sin hacer ruido estas bellas cenicientas.
Al llegar el anochecer
sus zapatitos de cristal
se cubrirán de brea.
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