Tal vez ninguna experiencia ajena valga
porque solo el creador sabe.
Damos y recibimos consejos,
otros modelos nos avalan,
tratamos de imitar vidas ejemplares.
Por qué he de ser diferente
si somos todos guijarros de la misma piedra.
Ahí viene la lucha desorientada,
la rendición o el triunfo,
el escarmiento por cabeza propia.
No es orgullo ni fracaso
sino la suerte que nos toca,
esta es moneda con dos caras.
Aunque siempre es de noche,
y en algunas nos ciega una negra, muy negra oscuridad,
en otras brilla una blanca, muy blanca luna.
Tal vez ninguna experiencia ajena valga
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