Tu mirada sin vida,
gélidas órbitas de cristal
negras y brillantes.
Mirada estática sin asombro,
perdida en el infinito
llena del vacío de eternidad.
Mi mirada en tu mirada,
separada distancia
entre vida y muerte.
No saldrá tu alma de la prisión
de tu cuerpo, nunca estuvo encadenada.
Quizá busque a la mía
y graviten fuera de los límites
de esta inmóvil ignorancia.
¿De qué modo se penetran
las almas que tienen diferentes moldes?
¿Acaso son sus arcillas texturas
que nunca se podrán mezclar?
Entender la muerte vestida
de máscara humana,
aquello que de ti permanece
en mí, sustancia impalpable.
Una parte me ofrecerá
el eco de su reclamo.
Tu mirada sin vida
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