Este es un segundo tiempo.
Ha pasado el sol por su órbita
y ha vuelto a pisar la misma senda.
Recuerdan los ojos su entrega virginal
a la luz del paisaje,
en el horizonte íntimo se recreaba la mirada.
La agenda recorre los mismos días
con otro cuerpo,
sosegada la pasión,
acostumbrada a sus contornos.
Convaleciente, cura la herida aún abierta,
aunque no sangra, cicatriza lentamente,
a puntadas cierra el deshecho cosido.
En el calendario los meses agitaron
semanas y cambió un sábado por un lunes,
el trueque marcaba la desventaja.
Este es un segundo tiempo.
En el cielo vuelan más palomas,
habitan en estas tejas y hacen sus nidos
sobre un jardín de ramilletes de flores blancas
donde las sombras llegan más tardías.
Ignoraba el rostro complaciente
la ventura del mañana,
el arrastre de las redes sobre
el lodo de un fondo.
Este es un segundo tiempo
y, a pesar de todo el dolor infringido
por la arista de su cristal,
la promesa resiste un rugir
oculto entre la maleza.
Confía el alma esté guardada la bestia
tras altas murallas.
Este es un segundo tiempo
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