El pasado es tan grande,
tan extenso su territorio
que mirado desde la distancia
parece un país diferente.
Has cruzado varias fronteras,
no se distingue del paisaje abandonado
tan solo detalles sueltos,
que vienen y van forjando un relato.
Algunos de esos detalles se cargan
a tu mochila como cachivaches,
igual que sus remiendos.
Son reliquias y cicatrices,
partes tan usadas que no se distingue dónde
acaba la verdad y empieza la mentira.
Ves por sorpresa al echar la vista atrás
otros contornos que ni recuerdas
haber recorrido
y te asombran por su belleza.
Otros prefieres dejarlos
allí perdidos en la lejanía.
Se juntaron tantos ayeres
que piensas que pocos serán
desde este punto.
Sigues el camino,
quizá aquel de un tiempo remoto
no seas tú.
Si pones tus pies sobre sus huellas,
seguro que no coinciden.
Eres otra persona,
algo habrá de aquella, seguro.
Estos detalles
que reconocen los mismos ojos
con brillo distinto.
El pasado es tan grande
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