Hoy llueve

 

Hoy llueve y es una lluvia suave perpendicular al suelo, como una cortina de visillos transparentes. Llueve y veo en lo alto del tejado a un cernícalo como una esfinge de bronce oscurecido por el tiempo, dejándose mojar por esa agua fresca, benévola, dulce, rítmica y melodiosa. Es un impermeable perfecto su plumaje plomizo. Ahí está, frente a mis ojos, impertérrito, nada le turba. Pienso si lo miro, te reconozco, te hago presente, rompo tu anonimato, la nada que eras.

En esta soledad del hogar, bajo cobijo, escucho la lluvia con la ventana abierta. No soy ese pájaro libre que goza mojándose de nubes. Mis prendas y los muros me protegen y, sin embargo, aunque no somos idénticos, yo te reconozco en mí, querido ser que también habitas en este ahora, porque ambos somos parte de este instante que palpita, como estas gotas vertidas al aire se hacen sonoras al rozar este mundo.

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