Añoro aquella luz, serena,
cielo de claridad transparente,
rayos que penetran en los muros
sin hacer sangre en su pétrea carne
que devuelve calor de su frío.
No esta luz llena de estridencias,
cristales rotos que arañan mis ojos,
cargados de una densa memoria
aquel ayer que ya no quiero.
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