A veces la desgracia
es una roca que se desploma
sobre tu cabeza,
la nube oscura
que abre sus entrañas
y deja caer sus vísceras,
piedras y lodo sobre tu cuerpo.
A veces de la ira del huracán
sales ileso por milagro,
pero, a veces, ay horror,
quién resiste un dolor tan tremendo.
La vida dulce y tierna a veces,
cuánto hedor desprende
de su hálito.
La vida senda fértil
se vuelve árido sendero.
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