Retuvo el tiempo su reflejo,
cristal que el tiempo ha roto.
Su rostro en la mañana
de sábado,
la barba crecida de la noche.
Enjabonadas las mejillas,
se cubren de espuma,
con brocha de pelo grueso
que gira en círculos concéntricos.
La cuchilla nueva
rasura firme,
no siempre al primer paso.
Abre caminos en la cara,
retira vello y espuma.
El grifo abierto,
enjuaga la cuchilla
y golpea en el lavabo
para eliminar los restos.
Canta el hombre
mientras se afeita.
Cante hondo del pueblo
es hoy canto de alegría
en el descanso de la semana.
Canta, pasa la cuchilla
la enjuaga, la golpea contra
el lavabo.
Tuerce la boca,
baja el labio superior,
rasura, vuelve a pasar
sacude, enjuaga, canta.
Ha quedado el rostro
sin espuma,
se echa agua fresca,
sangra pequeños puntos.
El hombre canta,
la niña lo escucha,
lo mira, hace un gesto
de desagrado ante la sangre.
El hombre se ríe, canta,
coge papel higiénico,
va poniendo trocitos,
sobre las pequeñas heridas.
El hombre canta, sonríe,
la niña, lo ve feliz, la niña
es feliz porque él está feliz.
Retuvo el tiempo su reflejo
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