Cuando no hay luz en los días
y las noches son lenta muerte.
Cuando a esta marioneta
se le rompieron sus hilos,
su cuerpo se venció
como un quebrado hueso.
No se oye su llanto
en la silenciosa madera,
pues solo crepita en el fuego.
Sus ojos abiertos y fijos
se han cubierto de grueso párpado.
De un rincón colgada,
la vida pasa frente a ella
y la ignora sin importarle su dolor.
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