Qué extrañado anda el cuerpo
entre estos aires,
los pies se resisten a su impulso
y las manos se pierden
en las costuras de viejas prendas
recias de años y polillas.
Qué extrañada la voz en su eco.
Reclama la garganta sus nuevas sílabas.
El regreso no siempre es a casa,
sino a buscar entre las sombras
los refugios de nuevos senderos.
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