Oye, amigo, he regresado con estos
mismos ojos y distinta mirada.
Sabes que te conté este paisaje,
dibujé palomas sobre tejados
y llené este cielo con asombro inocente.
Aunque sus nombres fueran los mismos,
parecían recién inventados.
Recuerda que para mí
era el estrenado juguete,
el amor primero,
la voz que nacía en palabra.
Oye, amigo, aquí estoy otra vez,
este tren sigue por la misma vía
y el telón del horizonte
se ha hecho acostumbrado.
Me dirás, ¿acaso pensaste
que estas nubes dibujarían figuras
nunca imaginadas?
Tienes razón, tú ya me conoces,
caigo siempre en el mismo error.
Sin embargo, te puedo asegurar
que he aprendido.
No menees la cabeza
descreído de mi intención,
no es otro sueño de hadas.
Antes busqué y esperaba,
ahora espero para descansar.
Soy caminante que lleva
un paso lento.
Piso muchas piedras hasta llegar
a la arena blanda.
Un tarareo llevo en mis labios
para despistar a la tristeza.
De vez en cuando un escalofrío
zarandea a este corazón viejo
que palpita sin escucharse.
Prefiere distraer al aire
con juegos sin códigos.
Sabes, mi buen amigo, que soy sombra
que huye de la luz
con necesidad de ella.
Sabes que la noche es larga en la esperanza
y corto el día para la ilusión.
Sabes que callo y solo a ti te digo.
Sonrío al ver cómo te dejas engañar
y confiar en mis promesas sin credo.
Oye, amigo, he regresado con estos
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