Las palabras que escribo no son mías
ya muchos otros antes las pronunciaron.
En este buscarle hueco
a un sentimiento brota esta voz
de aquel manantial
de la roca del silencio.
Si yerran en su conjunto,
no es mal que de ellas provenga,
sino esta que escoge y coloca
como un escriba que puso en desorden,
en el ritmo un compás de torpes notas,
en lo sublime la pobreza de la ignorancia.
Aquí tienen ustedes
el fracasado intento,
las frágiles herramientas
de este artesano.
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