Dios mío, sé que no puedo ir
contra tu corriente,
que camino sorda y ciega.
Mi garganta en la desesperación
grita y aborrece
la palabra paciencia.
Debo ignorar las voces
que buscan la correcta salida,
no hay un único trayecto
aunque todos confluirán
en un mismo punto.
Dios, dame la calma
de sujetar el hilo que se enreda
en la bobina de los días,
sin esperar nada más
que lo que tu divina voluntad decide.
Oh, indefinido ser,
indivisible divisor de las partículas.
Oh, esencia que contiene
todos los nombres y potencias.
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