Vivir sin ganas

Vivir sin ganas es escribir
la hoja del día
y ver cómo cae sobre las letras
la gota de lluvia,
la suicida lágrima
que saltó el enrejado
de las pestañas
precipitándose al vacío.
Emborrona la tinta,
apenas se leen palabras sueltas,
sin sentido ni razón.
La sintaxis se transforma
en un desordenado lenguaje,
desaparecen los vivos adjetivos
que adornaban los nombres,
los verbos llenos de activo entusiasmado
se vuelven pasivos agentes.

Vivir sin ganas
es perder el gusto por las cosas.
Se huye de la luz
y llena los pulmones
el aire saturado de un refugio
convertido en cárcel.
Aquellas blancas nubes
sobre un cielo azul intenso
dibujado por alas abiertas
como bellas sonrisas,
los púrpuras y rojos ocasos,
la belleza de un horizonte
tienen un espectador
con los párpados cerrados.

En un aburrido transitar
por las horas
caminan los pies los espacios
con ritmo monótono.
¿Qué corrosiva sustancia
corre por la sangre
que transformó el brillante metal
en superficie opaca?

Vivir sin ganas
es tan triste y doloroso
como morir sin ganas
y, antes de muerto,
sufrir la lenta agonía.

Las emociones son tibias brasas
que no prenderán ningún fuego.
Los sueños se desvanecen
como cuerpos sin esqueleto
dejando sobre la tierra
una masa informe.
Se recorre una frondosa ribera
sin ver el paisaje
ni oír el rumor del río.
Se avanza sin ver,
sin sed bebe la boca,
insiste el murmullo mental,
fuerza al ánimo
hacia el movimiento.
Hay una orden no escrita
de sobrevivir
con el alimento mínimo.

La voz rompe el silencio apetecible
a lo urgente, a lo necesario,
pero es campana que desea sonar
para lo más importante,
celebrar la dicha de un te quiero.

Los pasos obligados
son un verdadero martirio.
Quiere volar el espíritu
ligero sin ataduras ni ley,
alcanzar el territorio de descanso.
Deambula el denso fluir
por el horario cotidiano
llevado por la inercia.
Los imprevistos, los planes
son elevadas cimas.
Desea el alma soñar
pero sufre desvelos continuos.
Ojalá el corazón vibre pletórico
y no este triste latido del desaliento.

Vivir sin ganas
es tan triste y doloroso
como morir sin ganas.

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