¿Acaso no existen los mundos
paralelos?
¿Qué son entonces las sombras?
Conviven con la materia táctil,
pero, ¿no ven nuestros ojos
sus contornos?
¿Es más real aquello
que todos los sentidos perciben?
¿Qué es entonces una emoción?
No podemos tocarla, ni olerla,
ni nuestros ojos ven su figura.
Únicamente se siente,
se expresa,
fluye alrededor.
Son etéreos cuerpos las sombras,
podemos adentrarnos en sus entrañas.
A veces son ellas las que nos poseen
y quedamos atrapados
en sus paredes sin puertas.
No podemos sujetarlas,
tiramos de ellas con la punta
de los pies.
Nos persiguen, nos adelantan
o caminan a nuestro lado.
Abrazar la sombra del árbol
sobre la tierra,
tendernos en su frescura,
mar que no nos moja.
Ellas se imponen a la fuerza
de un sol,
dibujan sinuosas formas,
perfilan así otro mundo.
No oímos sus voces
pero nos hablan de su secreto,
nos cuentan la verdad
que subsiste en la materia,
la esencia múltiple
que tienen las cosas.
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