¿Por qué se marcha el forastero
del lugar que ama?
¿Acaso no es locura
abandonar la tierra que le acogió?
Estas piedras le protegieron
y alimentaron sus dones
su boca hambrienta de sueños.
El aire esparció en su piel
sus fragancias
y las calles condujeron sus pasos
por bellos y vetustos paisajes.
Allá dónde va,
¿tendrá el mismo recibimiento?
¿Hallará en su cielo
las bondades de este territorio?
El amor no se reparte,
se entrega por entero.
¡Ojalá en aquel horizonte
su verdor lo envuelva
en un apasionado abrazo!
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