Ser llama de una vela

 Ser llama de una vela,
sinuosa, ondulante, vibrante
y desbocada por momentos,
conducida con suavidad
por la suave mano de la brisa,
melena suelta al viento.

Miro esa llama, danza
con movimiento sensual.
Por momentos,
su llama irisada se eleva,
se ensancha, se desvanece
y vuelve con fuerza
con pasos armoniosos
abrazados de alientos.
La vida.

Llama hipnótica, enigmática, mística,
fuego sublime, sol amante de océanos,
allá, hacia el horizonte infinito
donde nada es imposible.

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